El síndrome postvacional y la búsqueda de la pasión profesional
«Uno no elige sus pasiones; las pasiones lo eligen a uno»
Termina el verano y con él, muchas personas empiezan o retoman la búsqueda de la pasión en el ámbito profesional.
Desde el campo de la salud organizacional se sabe del efecto beneficioso de las vacaciones, y que tras su finalización, especialmente al regreso o reincorporación al trabajo, estas pueden traer con ellas otros efectos negativos.
Si eres una persona en edad de trabajar y especialmente España, sabrás que en estas fechas es donde dejas atrás los días de descanso y sosiego vacacional donde ya no solo tú has podido desconectar, sino también tu despertador disfrutando de hermosos atardeceres y baños refrescantes en aguas cristalinas.
Además, es probable que en algún momento u otro hayas escuchado hablar del popular y conocido síndrome postvacacional, cierto? Incluso me atrevo a ir más allá, es probable que tú o alguien cercano quizás lo haya padecido en algún momento u otro a lo largo de toda la vida profesional, si? Y es que, sin ir más lejos, la empresa de empleo Adecco ya nos dijo que entre un 30% y un 35% de los trabajadores suele padecer este cuadro depresivo al final del verano.
En este artículo no te voy a hablar de los distintos síntomas que trae asociados este síndrome, como distintos procesos de ansiedad, mayor irritabilidad, problemas de sueño, melancolía vacacional y malestar en general, porque nos desviaríamos mucho del tema…. en fin, no sé si sabes que las personas que tienen más probabilidades de sufrir el síndrome postvacional son aquellas que se sienten más desmotivados laboralmente.
Y muchas pueden ser las razones que pueden llevarte a sentirte desmotivado laboralmente, no obstante, este proceso de desmotivación se caracterizaría por una pérdida de: entusiasmo, la disposición y la energía para llevar a cabo determinadas actividades con las que encaramos el día a día profesional.
Esto puede llevar a una persona a iniciar un proceso de cambio o incluso, rumbo profesional y aquí es dónde empieza la búsqueda de la pasión profesional.
Todos, conocemos a alguien que dice trabajar de lo que le apasiona, que vemos como sus ojos se iluminan al hablarnos de cómo disfruta trabajando y de la energía y pasión que desprende.
Y lo curioso es que la palabra “pasión”, que proviene del verbo en latín, patior, que significa sufrir o sentir, es una emoción definida como un sentimiento muy fuerte hacia una persona, tema, idea u objeto. Es una emoción fuerte, que se genera por el amor o la ira. Si, ira, y es que hace siglos, este término se refería específicamente al dolor intenso: el sufrimiento de los mártires religiosos, que fueron torturados y asesinados por su fe, por sus pasiones, por eso herramientas como por ejemplo el Eneagrama utilizan este término.Pero hoy en día ya nos hemos olvidado de la tortura, y la mayoría de nosotros, cuando uno habla de pasión habla de una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por algo.
Otro aspecto interesante es que este término también se aplica a menudo a un vivo interés o admiración por una propuesta, causa, actividad, y otros. Se dice que a una persona le apasiona algo cuando establece una fuerte afinidad por alguno de estos, esta se diferenciaría del amor porque el amor está más bien relacionado con el afecto y el apego.
Y cuando una persona, se encuentra en ese momento de vida dónde se pregunta: cuál es su pasión profesional, se tienden a encontrar dos maneras de pensar distinta. La primera se centra en las personas que piensan que es lo que el mundo les puede aportar a ellas, versus la segunda que se centraría en lo que ellas, como personas, le pueden aportar al mundo.
De esta manera, en la primera forma de pensar y cuando alguien se centra en lo que le aporta el trabajo, se vuelve hipersesnsible hacia lo que no le gusta, le incomoda, le desagrada. Porque automáticamente aparecen preguntas como ¿Esto me gusta? ¿qué quiero en el fondo? Y en pocas ocasiones una persona puede contestar con un sí o un no rotundo. Porque a lo mejor piensas que si, pero sin ese jefe y eso te hace dudar. Por lo que esta forma de pensar puede llevar a una persona a la insatisfacción crónica y confusión sostenida en el tiempo.
En general, las personas que sostienen esta forma de pensar hace que no establezcan una fuerte afinidad, entusiasmo u interés por el trabajo que están valorando, por lo que es probable que estas personas no sientan apasionarse profesionalmente con ningún trabajo.
Por otro lado, en la segunda forma de pensar y en dónde una persona se centra en lo que le puede aportar al trabajo, se deja de centrar aquellas pequeñeces que te no te satisfacen, confunden y no te llevan a ningún lado para empezar a centrarse en: mejorar.
Si piensas en mejorar aquello que haces, en ser realmente bueno, sea cual sea tu actual trabajo, estas dejando lado si el trabajo actual es el ideal soñado, o no, y en cambio pasas centrarte en ser excelente en todo lo que hagas.
MyFriend, ser excelente en lo que hagas te mantiene en una posición activa, a vincularte, a interesarte por aquello que estas llevando a cabo y ¿cómo te sientes después de hacer el trabajo bien hecho? ¿hay alguna mejor que la satisfacción que esta?
La pasión es un sentimiento, y lo que la diferencia de una emoción es que esta se da de manera sostenida en el tiempo, cuanto más tiempo nos mantenemos enfocados en mejorar lo que hacemos, más probabilidad de experimentar la pasión profesional, y al igual que el sentimiento de amor, hay que trabajarlo, hay que cultivarlo, hay que vincularse, y como dijo Jeff Bezos, fundador de Amazon:
«Uno no elige sus pasiones; las pasiones lo eligen a uno» .
Clara Vilaseca
Socia de crecimiento y coach financiera Millennial
Para el desarrollo personal y profesional
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