Detente un momento y observa todo lo que tiene vida a tu alrededor.

Al observarlo, te darás cuenta de que nada empezó siendo lo que es ahora: La flor para ser flor, antes tuvo que ser semilla. El adulto para ser alto y fuerte, antes tuvo que ser pequeño y frágil. El pollito para nacer antes tuvo que ser huevo y  romper su caparazón.

El cambio es inevitable.
Por lo tanto tienes dos opciones: cambiar o transformarte.

El cambio no se elige, simplemente aparece, no se puede frenar, bloquear ni evitar.

Por ejemplo:  Vivir una crisis económica y que esta afecte la empresa donde trabajas; que haya una inundación; que un un pilar fundamental de tu equipo de trabajo se enamore y se vaya a vivir a la otra parte del mundo.

Estoy segura que ves como todas estas cosas, MyFriend, se escapan de tu control… ¿cierto?

En cambio, por otro lado, la transformación parte de la premisa de que te acciona a un cambio voluntario, una decisión consciente y plena que te motiva a llevarte de un punto, a otro punto mejor y más óptimo.

Es el que si viene una crisis en modo de ola gigante, haga que tengas tu tabla de surf ready para surfearla (te acabas de imaginar a ti mismo surfeando esa ola, lo sé!!ツ )

No puedes evitar la crisis, pero puedes trabajar tu inteligencia emocional, tus softskills para potenciar tu perfil profesional;

No puedes evitar que se inunde tu casa pero puedes mirar el mejor seguro para esta;

No puedes evitar que un miembro de tu equipo se vaya, pero puedes fomentar el trabajo en equipo para que estos puedan dar el máximo hasta que el equipo vuelva a estar al 100.

Saber esta información te conecta con lo que se llama la Zona de Influencia, es decir, en las cosas que sí dependen de ti y que por lo tanto: puedes transformar.

Pero ojito MyFriend, porque aquí hay gato encerrado.

Tienes que saber que el 80% de la población por lo general no quiere cambiar. Que tu elijas transformarte es super shinning top of the top, pero tu entorno probablemente no lo ha decidido.

Buscarán las mil y una opciones para sabotearte y que sigas siendo semilla en lugar de flor, porque si ganas confianza y seguridad no solo cambias tu, cambia todo tu entorno.

La prueba de fuego te presionará para que te mantengas en el caparazón, para que seas semilla.

Y esto pasará hasta que en tu entorno lleguen a un punto de agotamiento y desgaste porque será inevitable que se den cuenta que: cuando echas agua y abono a una semilla en un proceso de transformación, es imposible que no florezcas.

Los MyFriends transformados somos MyFriends Floridos, y formamos parte del 20% de la población que se enfoca en la mejora continua y se ayuda a ser, a florecer.

MyFriend, levanta la mirada y observa ahora, de nuevo, tu alrededor.

¿Ves a personas que te ayudan a abonar y regar tu semilla para florecer? ¿o son personas que sabotean tus intentos de romper el caparazón?

Si no inicias un proceso de transformación, estarás permitiendo y dejando de regarte y abonarte…

Si eso pasa, corres el riesgo de convertirte en flor marchita y ser de ese grupo de personas que están vivas, pero que no viven pero…

Lo peor MyFriend, es el tiempo de vida maravilloso que malgastas cada vez que no te permites florecer.

El tiempo es fugaz: vive mientras estés vivo.

Mereces ser un MyFriend Florido, que viva, que crezca, que aprenda, que mejore día tras día y puedas avanzar en tu camino de transformación personal y profesional!  

Sabes que eres un MyFriend Florido cuando tienes brilli brilli en los ojos

Cuando tu sonrisa te hace el efecto lifting facial que ilumina e irradia cada rincón.

¿My Friend, confías en mi?

Dame la mano porque te voy a ayudar a que te muevas en un mundo que te permita crecer y brillar tan fuerte que sea imposible que no deslumbres.

Si no quieres ir en compañía, camina en soledad, pero siempre, camina….
porque sino cambias, significa que te estas marchitando, estando en vida.

¿Empezamos?