¿Relaciones sanas y duraderas?
Mucho se habla en la actualidad sobre la importancia de tener un apego seguro pero ¿sabemos realmente cómo nos influye en nuestras relaciones?
MyFriend, Jaques Lacan, psicoanalista francés, dice que “la relación humana con el mundo tiene algo de profunda, inicial e inauguralmente dañada”. Con esto se refiere a que el sujeto, su constitución como tal, está marcado por el conflicto, por la falta y la búsqueda del objeto perdido, jamás alcanzado. En esa búsqueda es donde el sujeto va eligiendo los distintos objetos de amor a lo largo de su vida, intentando cubrir esa falta.
Más allá del psicoanálisis, y por nuestra experiencia cotidiana, sabemos que en la relación de pareja, los problemas o crisis que pueden darse, son particulares de cada pareja, pero que en el fondo la naturaleza es siempre la misma: fallos en la comunicación, falta de confianza, celos, etc. En torno a esto, giran algunos mitos que tienden a atacar la relación y que influyen constantemente en nuestra manera de vincularnos con los demás.
El primer mito, es la creencia de que somos seres incompletos, y que nuestra otra mitad está esperándonos en algún sitio, para complementarnos y ser al fin uno. Esto es falso, es más, es exactamente lo contrario a la realidad. Somos seres únicos, irrepetibles y enteros. Compartir nuestra vida con alguien más, es una decisión propia, no una obligación, y es necesario entender esto para no padecer la relación.
Otro mito, que hasta podría considerarse como una consecuencia del anterior, es la creencia de que somos dueños del otro. El otro no es nuestra media naranja; el otro, es otro, y como tal, es distinto a nosotros, tiene una perspectiva de las cosas que no es ni mejor, ni peor, sino diferente.
Cuando dos personas deciden formar una pareja, uno de los principales problemas es presuponer cosas. Presuponemos cosas todo el tiempo: que el otro debe acordarse de las fechas importantes, que debe demostrarnos su amor con regalos y flores, que debe actuar de una manera determinada, e incluso que debe cambiar cosas de su personalidad, o de su vida por nosotros, como si una relación se tratara de un sacrificio.
En una relación, generalmente, se cree que se trata de ceder para el otro. Ahí empiezan los problemas y los cuestionamientos sobre quien cedió más, quién resignó cosas más importantes, y quién hizo más por la relación. Y es justamente en ese punto donde está el error. Una pareja es de dos, se basa en el amor y el respeto mutuo, y eso nada tiene que ver con ceder y resignarse, sino todo lo contrario, tiene que ver con aceptarse y quererse a uno mismo como es para poder dar amor al otro y aceptarlo y respetarlo como tal.
Las relaciones de pareja son complicadas, y en verdad no existe un ABC para que funcionen, pero tampoco son imposibles. Las relaciones ideales no existen, siempre hay conflictos, y estos son necesarios tanto a nivel individual, como para la relación, ya que sea cual sea la vía que se tome para resolverlos, siempre implican un aprendizaje y un crecimiento.
Cuando una pareja comienza a tener muchos conflictos y peleas, y el malestar es inminente, es cuando hay que reflexionar juntos para encontrar la falla.
A menudo, es conveniente recurrir a un profesional, pero no como último recurso, sino para tener la mirada de un tercero ante los conflictos, un tercero que operará como una vía de comunicación ya sea para resolver los problemas que surjan, como para promover cambios de actitudes en la práctica cotidiana y fortalecer lo que los unió y los sigue manteniendo unidos. Es importante que ambos asuman responsabilidades, tengan autocrítica y puedan expresarle al otro lo que sienten, lo que les molesta, lo que les gusta y lo que desean. En el momento en el que una pareja atraviesa una crisis, es el momento en el que ambos deben dejar de ser egoístas y en vez de pensar en lo que el otro nos da, o debería darnos, pensar en que le aporta cada uno al otro. Es la instancia para una palabra reflexiva, que apunte a comprender la perspectiva del otro, una instancia empática para pensar en disfrutar de la relación en vez de padecerla.
Los conflictos de pareja, como todas las relaciones interpersonales se solucionan hablando. La comunicación es la clave para superar los conflictos que muchas veces esconden miedos y frustraciones, que incluso puede que no tengan que ver con la pareja en sí, sino con los fantasmas particulares de cada uno. El hecho de poder identificar y poner en palabras esos fantasmas, colabora con la comunicación interna de la pareja, ya que se derriban falsas creencias que tenemos sobre el otro.
Frecuentemente, leemos entre líneas las actitudes del otro y le damos una significación errónea, y en base a eso nos creamos un mundo de problemas, cuando en realidad es mucho más sencillo y mucho menos dañino hablar: expresar nuestras dudas y sentimientos, y así evitar lastimarnos a nosotros mismos, al otro y al vínculo que se genera entre ambos.
Clara Vilaseca
Socia de crecimiento y coach financiera Millennial
Para el desarrollo personal y profesional
Coaching Emocional y Coaching Financiero Online
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