La base de relaciones sanas y duraderas

Relaciones sanas y duraderas

Conocer tu estilo de apego te ayuda a tomar consciencia de este para poder atenuar la carga emocional del conflicto y construir así relaciones más sanas, constructivas y duraderas.

Mucho se habla en la actualidad sobre la importancia de tener un apego seguro pero

¿sabemos realmente cómo nos influye en nuestras relaciones?

Una de las cosas curiosas es que dependiendo del estilo de apego que una persona haya desarrollado en su infancia influirá de manera significativa en los procesos de elección de pareja, así como en la calidad de las relaciones afectivas que establecerá en la edad adulta.

El psicoanalista John Bowlby, fue el pionero sobre la teoría del apego. Estableció y demostró que cuando somos niños necesitamos que se dé una relación cercana y continuada con un cuidador primario para poder desarrollarnos emocionalmente.

Para él, el vínculo de apego es el proceso mediante el que una persona desarrolla y adquiere las capacidades y competencias emocionales necesarias para relacionarse sana y maduramente en las relaciones afectivas significativas. Perdón… ¿qué has dicho?

Te lo voy a plantear de otra forma. Observa como los humanos, a diferencia de otros seres vivos, nacemos absolutamente vulnerables y con una profunda dependencia en relación a las personas adultas responsables de nuestro cuidado, ya sea nuestros padres o educadores, etc. Y esto es así debido principalmente a dos aspectos importantes:

– 1 – Necesitamos de otro ser humano para sobrevivir, necesitamos que nos alimente, hidrate, estimule, nos haga dormir para que podamos descansar, que nos calme del dolor, nos proteja del frío y también del calor, de los peligros, etc.

– 2 – Somos seres sociales, esto hace que nuestro cerebro necesite de la estimulación de otro ser humano adulto para terminar de desarrollar todas las estructuras que le permitan contar con las capacidades adultas al final de su desarrollo. Es decir, ¡sin el cuidado del otro no nos desarrollamos!

De esta manera, si cuando se construye este vínculo, no sentimos que ese amor, mediante el calor que se crea en la estrecha relación afectiva, afable y signatura con nuestro cuidador,  podemos llegar a sentir miedo, angustia o estrés en las relaciones de apego que construyamos en el futuro.

En definitiva, cuando uno siente que el amor de la otra persona cuidadora está seguro, porque experimenta que está ahí incondicionalmente para nosotros, facilita que aparezcan la empatía, la comunicación emocional y hasta el amor entre estas personas.

Principalmente hay tres tipos de apego. Son los siguientes:

Las personas con un estilo de apego ansioso, anhelan la intimidad, tienden a obsesionarse con sus relaciones estando pendiente del mínimo detalle que pueda poner en peligro la unión. Además, acostumbran a dudar de la capacidad de su pareja para corresponder a su amor.

A veces, pueden llegar a interpretar actos que ni tú mismo te das cuenta que haces, como una amenaza a la relación. Cuando aparece la ansiedad, los embarga la aprensión, pero carecen de la facultad de comunicar sus inquietudes de manera eficaz y tienen al drama y explosión emocional.

La parte admirable de este tipo de personas es que son muy devotas y afectuosas, pero es importante saber que al relacionarte con una persona con este estilo de apego deberás aprender a satisfacer sus necesidades básicas de calor y seguridad, su naturaleza sensible se convertirá en una gran cualidad, sintonizará contigo, será servicial y dedicada. Eso le ayudará a aprender poco a poco, a comunicar mejor sus miedos y emociones.

Si en ti reconoces este estilo de apego, quizás te suelas sentir muy unido a tus parejas. Déjame decirte que tienes una gran capacidad para intimar a fondo. Aunque, frecuentemente puedan aparecerte miedos e inseguridades sobre que tu pareja no te quiera realmente o que tu relación no sea tan estrecha como a ti te gustaría.

Es probable que incluso tengas este diálogo interno: «Tengo la sensación de que mis parejas se muestran reacias a vincularse tanto como yo soy capaz, eso me lleva a  angustiarme con la idea de que mi pareja no me quiera lo bastante o no desee pasar conmigo la cantidad de tiempo que necesito. Mi anhelo de crear un vínculo tan estrecho en ocasiones aleja a mis pretendientes o parejas»

Con este estilo de apego las preocupaciones acerca de la relación te consumen gran parte de tu energía emocional y piensas mucho sobre ellas. Sueles estar muy pendiente de cualquier pequeño detalle que pueda revelar que tu pareja no te ama tanto como tú deseas. Es habitual que interpretes cualquier cambio de humor y conducta de tu pareja como una amenaza para la supervivencia de la relación, es importante que observes que tienes gran capacidad de empatía pero te tomas de una forma muy personal cada acción de tu pareja. La consecuencia de todo esto es que tienes una propensión a las protestas, a hacer y a expresar cosas que perturban la relación y de las que luego normalmente te arrepientes al contemplarlas como exageradas.

Sin embargo, cuando tu pareja que te da la confianza y tranquilidad que necesitas, entonces te sientes atendido y dejas de lado la mayoría de las preocupaciones que te provoca la relación y te encuentras feliz.

 Por otro lado, las personas con un estilo de apego evitativo, en cambio, equiparan la intimidad con una pérdida de independencia y se esfuerzan constantemente en evitar el acercamiento

Si la forma de relacionarse de tu pareja encaja con este estilo es probable que sientas que no puedes dar por sentada vuestra intimidad ni vuestra unión. Estas personas si bien necesitan apego y amor (pues la tendencia de a vincularse de los demás también está grabada en su cerebro), suelen agobiarse cuando se acercan demasiado a alguien.

Si en ti reconoces este estilo de apego, quizás sientes la gran importancia que tiene para ti mantener la independencia, incluso puede ser habitual que le des mayor valor a la autonomía, a estar solo, que a encontrarte acompañado, que a la intimidad.

Pese a que buscas y deseas una relación esta te incomoda cuando hay un exceso de acercamiento o compromiso, por eso tiendes a mantener a distancia a tu pareja. La relación sentimental no ocupa mucho tiempo de tus pensamientos o preocupaciones y los rechazos los superas con facilidad.

Es probable que incluso tengas este diálogo interno: «Me empiezo a encontrar algo molesto y nervioso cuando mi pareja busca mayor intimidad y compromiso en la relación. No me es fácil confiar completamente en la otra persona y aceptar el depender emocionalmente de ellas. Frecuentemente doy con parejas que quieren relaciones más estrechas de las que a mí me resultarían cómodas».

Con este estilo de apego es habitual que tus parejas se quejen de que seas poco cariñoso con ellas y te muestres frío y lejano a nivel emocional. En cuanto tu pareja hace el menor intento de aumentar el compromiso o gesto de controlarte tiendes a ponerte a la defensiva, ya que entiendes esa actitud como una invasión de tu territorio por parte del otro.

Finalmente, el tercer estilo hace referencia a las personas con un estilo de apego seguro,  son personas que se sienten a gusto en situaciones de intimidad y suelen ser cálidas y cariñosas.

Estas personas desean vincularse a los demás, pero no son demasiado sensibles al rechazo. También tienen buenas dotes de comunicación y saben cómo expresar sus mensajes de manera directa, pero sin caer en la acusación.

Las personas que se vinculan con una persona segura no tienen que negociar la intimidad: se da por sentada. Esa actitud les proporciona ambos la libertad de disfrutar de la vida y desarrollarse.

Los individuos seguros escuchan tu punto de vista y procuran hacer que la relación funcione de un modo que sea aceptable para ambos. Comprenden de forma innata lo que significa tener pareja, a saber, que el bienestar de tu compañero es el tuyo y viceversa. Esa cualidad os permitirá a los dos mostrar vuestra verdadera esencia, lo cual, según han demostrado los Investigaciones, constituye una de las mayores garantías de felicidad y bienestar general.

Si en ti reconoces este estilo de apego, es probable que no te cueste demostrar cariño a tu pareja y estar atento a ella. Te gusta la intimidad y la cercanía con tu pareja, y el hecho de que te puedan abandonar o quieran acercarse mucho a ti y aumentar el grado de compromiso no te preocupa en exceso.

Es probable que incluso tengas este diálogo interno: «Me resulta relativamente sencillo vincularme a mis parejas y me resulta agradable depender de ellas emocionalmente y permitir que dependan de mí. Disfruto de la intimidad y una relación estrecha, sin preocuparme mucho porque me puedan dejar o me pidan un mayor compromiso. Expreso mis necesidades y sentimientos con facilidad a mi pareja».

Eres alguien que resuelve con tranquilidad los temas sentimentales y no es fácil que te enojes por ellos. Comunicas de forma eficaz y coherente tus necesidades y sentimientos y además eres bueno interpretando las señales que emite tu pareja y respondiendo a ellas.

Me gustaría destacar que además,  las investigaciones prueban que nacemos con una clara disposición biológica hacia un estilo de apego u otro, pero será la influencia del entorno, la cultura, los valores y expectativas que nos rodean, los que se encargarán de atenuarlo o intensificarlo.

La diversidad es imprescindible para la supervivencia de las especies y por lo tanto tal y como has podido observar todos aportan elementos de conflicto y positivos en las relaciones. Observa como por ejemplo, en una misma camada de perros es habitual que cuando vamos a elegir un cachorro nos resulte que la mayoría son curiosos y confiados, se acercan sin ningún miedo al ser humano, pero siempre hay otros cachorros más precavidos o miedosos, e incluso alguno puede ser arisco. Si todos fuesen confiados y apareciese una época larga de hambruna entre el grupo humano con el que conviven, correrían el riesgo de desaparecer al no tener un instinto de huir (solo tendrían alguna posibilidad los desconfiados). Sin embargo, mientras las condiciones sean favorables, agradar a los humanos les garantiza muchas posibilidades de reproducirse. 

La naturaleza se asegura que haya diversidad no solo en aspectos morfológicos sino también en los psíquicos y de comportamiento.

Comprender el funcionamiento de las diversas formas de apego constituye un modo sencillo y fiable de predecir la conducta de las personas con las que nos relacionamos en cualquier contexto romántico.

Conocer tu estilo de apego te ayuda a tomar consciencia de este para poder atenuar la carga emocional del conflicto y construir así relaciones más sanas, constructivas y duraderas.

Clara Vilaseca 

Socia de crecimiento y coach financiera Millennial

Para el desarrollo personal y profesional

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